Llegó el jovencito, 14 años, alto, delgado, despreocupado, sonriente con cara de pillo.
Me dio gracia verlo tan desenvuelto, tan sonriente.
Le pregunto porque venía y me dijo: – Mi mamá hablo con vos porque no quiero estudiar más; tampoco quería venir, y me mandó igual.
(Su mamá era mi paciente, me había pedido encarecidamente que lo atendiera y que viera porque un chico tan inteligente no quería estudiar más).
Comenzamos a conversar y me contó que él quería trabajar, no quería ir más a la escuela y que además se llevaba casi todas las materias, porque no tenía cabeza para estudiar. (Así se describía él)
Seguí preguntando de que iba a trabajar, en que horarios, que haría, que le gustaría ser cuando fuese grande.
Atento y serio pensó y me dijo, mi papá tiene una empresa, yo quiero trabajar allí.
Le dije con tan poca formación que pretendía hacer, si había pensado que tarea cumpliría, tranquilo me respondió cualquier cosa, es la empresa de mi papá.
Allí es cuando me di cuenta que estaba buscando estar con su papá.
Pregunto qué actividades hacía con su papá, y me responde ahora NADA, cuando era chiquito íbamos a la cancha, me llevaba a jugar a la pelota a la placita, jugábamos en el patio de mi casa a la pelota y riéndose me dice: Rompíamos las plantas de mi mamá y escondíamos los pedazos y nos reíamos mucho.
Realice un pequeño tratamiento con él y se fue.
Cité a su papá al consultorio y tuvimos una gran y profunda conversación, realmente me confiesa que su empresa estaba funcionando muy mal que estaba preocupado por lo económico y que estaba alejado de su familia y sobre todo de su único hijo varón, el menor.
Me relata que la relación con su padre también había sido distante en la adolescencia, y que viendo esto estaba repitiendo la historia.
Realizamos sólo dos tratamientos con el papá, sanando vínculos del pasado con su padre.
(Aplicando tratamiento de “Limpieza y re-programación de la memoria celular)
Tercera sesión: Con mucha alegría me cuenta que había reanudado la actividad con su hijo, salidas de varones, juego de pelota, la cancha, el café.
¿Agrega…lo más importante es que mi hijo me dijo…sabes papá que voy a seguir estudiando, porque sin estudios, como te voy a ayudar en la empresa?
¡Estaba feliz! conversamos…y le pregunto: ¿Te diste cuenta porque tu hijo no quería estudiar verdad?
Me respondió…” Claro, sólo quería estar con su papá”. Felices, reímos juntos.
Importante: cuando los niños y adolescentes tienen problemas debemos revisar siempre la vida de los padres.